jueves, 12 de junio de 2008

Capcioso: (Del lat. captiōsus). Dicho de una pregunta, de una argumentación, de una sugerencia, etc.: Que se hacen para arrancar al contrincante o interlocutor una respuesta que pueda comprometerlo, o que favorezca propósitos de quien las formula.

Hoy he sido capciosa. Me he quejado y he formulado una argumentación y miles de sugerencias con el firme propósito de comprometer a terceros y de favorecer a mis propósitos. Me ha encantado usar esa palabra en el contexto adecuado. Mi visión metalingüística de la realidad suele ser incomprendida, pero no puedo soslayar este pequeño vicio mío. Además, hoy he descubierto que me suelen parecer bastante divertidas las cosas relacionadas con el prefijo meta-, aunque también he descubierto que sólo a mí. Pero estoy de suerte. Mañana mismo me voy con una panda de metafrikis impresionante. Tenemos la cena anual de mi promoción filológica. Antiguos alumnos y profesores nos dedicamos a comer pasta, siempre en el mismo restaurante, a beber vinito espumoso, y ha mantener las conversaciones que nadie nos quiere mantener: que si el indoeuropeo es una religión, que si el hitita no tiene futuro, que si las lariganles no existieron nunca, y mil cositas más que no os cuento porque os aburriría, y que a mí me hacen super feliz. De vez en cuando es agradable hablar con gente que habla tu mismo idioma. Con los amigos estupendos que saqué de esa carrera (es ironía), lo echo mucho de menos. Asi que mañana, me pondré clásicamente bella, me repasaré las declinaciones, besaré muchas mejillas, presumiré de alumnos, escucharé nuevas teorías lingüísticas, me enteraré de congresos, picotearé mi tutor de tesis, y me emborracharé en latín, griego, etrusco, sumerio, sánscrito y demás lenguas muertas, que revivirán mañana por la noche, para uso y disfrute de los convidados. Necesito esparcimiento, y estas reuniones, aunque me bajan el ego muchísimo porque son todos unos cerebros impresionantes, de un erudito que acojona, pero me vuelvo a enamorar de mi disciplina y salgo con el animus, animi henchido de felicidad. Me lo pasaré muy bien, beberé mucho, fumaré mucho, me reiré muuuuuucho y me enamoraré mucho de los mismos profesores que me enamoran siempre. En estas reuniones me queda de nuevo clarísimo que a mí una mente me parece lo más sexy que puede tener un hombre, y si encima está llena de conocimientos impresionantes como estas mentes, me salen corazoncitos de los ojos cuando miro. Creo que cada año me he enamorado de un profesor nuevo. Es un asco ser profesora porque no tengo de quien enamorarme ahora. Tengo que volver a la universidad! está claro! mi vida sentimental la echa de menos!

1 comentario:

Alejandro dijo...

Jajajaja qué gran razón tienes! ;P Tengo 20 años y el adjetivo capcioso lo he redescubierto esta tarde y al buscarlo en google para saber su etimología( soy un enamorado empedernido de esta rama) me encuentro con tu bitácora y leo que alguien como yo también le interesan las mismas cosas jajaja Me encanta. Un saludo!