viernes, 25 de julio de 2008

Y he de seguir así, apretando tu adiós en mi mano,
estrellando tu nombre en la esquina del tiempo.
He de seguir así, diciendo cosas tuyas a la noche,
abrazado a la orilla del recuerdo.
He de seguir así, llevándote en mis sienes,
sintiéndote en el viento, besándote en la nieve,
buscando tu presencia a cada paso,
y tu voz en el agua sonora de las fuentes.
Y he de seguir así soñando en mi camino
que no te has ido nuncay sigues a mi lado
porque te has quedado atrás unos instantes
a pensar cómo son por dentro las estrellas.

Gregorio García Suárez

miércoles, 23 de julio de 2008

Euskadi

Borracha de verde, alcohol y risas, de conversaciones y chistes, de hostias y de caricias. Cuando una ciudad te está asfixiando, no te das cuenta hasta que no coges un autobús y, después de seis horas, estás tomándote una caña con la playa de la concha enfrente, oliendo a mar. Entonces sientes que miles de velos invisibles se van cayendo de tu cuerpo, leves uno a uno, asfixiantes todos a la vez. Y te sientes ligera y podrías volar. Lo grandioso es que no acaba ahí, sino que empieza. Y recorres Donosti, y bebes por el simple placer de compartir una caña con un amigo. Y llegas a Bilbao y te lo pasas en grande con gente a la que acabas de conocer pero que adoptarías. Y te mueres en Vitoria, y resucitas. Paseas por una ciudad preciosa, disfrutando del tiempo infinito, de tomarte un café en un parque. Y sabes que puedes, que te lo has ganado.
Hacía mucho que no veía nada tan bonito, bonito hasta las lágrimas. Tantos montes, tanto verde, cascadas de árboles enormes. Con sol y con niebla. Hacía mucho que no estaba tan a gusto, disfrutando de estar con la gente, sin pensar en qué tengo que hacer o qué debería estar haciendo. Hacía mucho de muchas cosas, y está claro que no se puede dejar pasar tanto tiempo.

jueves, 17 de julio de 2008

Vacas, vacas

Comienzan mis vacaciones en un santiamén. En casa de mis papis, escuchando un horror de Boikot, me dedico a despedirme de vosotros hasta no sé cuándo, pues no tengo muy claro cuándo voy a estar en Madrid.
Hoy es un gran día para hacer inventario: no he estudiado nada, casi no he leído, no estoy nada morena, y la mitad de los trámites que tenía que hacer, están sin hacer, of course. Parece mentira que no me conozca! La pregunta ahora es: ¿he hecho algo? Sí, creo que sí, al menos descansar, pasármelo bien sin remordimientos, y disfrutar del tiempo libre poniendo en práctica mi segundo pecado capital favorito... la pereza. Me he abandonado a la pereza, sin excusas, sin tapujos, me he dejado acariciar por mis sábanas, por mi sofá, por mi ducha, por el cesped... Qué felicidad!
Bueno, chicos, nos vemos prontito, creo. Que paséis buenas vacaciones!

domingo, 13 de julio de 2008

HELP!!!

Objetivando la situación: qué hay de malo? No tengo muy claras algunas cosas, normalmente suele ser porque lo que yo creo es justo lo opuesto a lo que las "buenas maneras" me aconsejan. Lo llaman inconsciencia por mi parte. Y yo voy y me lo creo. Pero vamos a ver, si uno piensa que obra bien, de verdad, sin hacer nada malo ni peligroso... es una putada que comiences a dudar porque no es "lo correcto". A la mierda "lo correcto"!!!
El problema es que, claro, la opinión de uno no suele ser mayoritaria, y está intrínsecamente ligado a las habichuelas. Qué hacer? Alguien me lo puede explicar? por favor. No ya sólo cómo obrar, sino cómo deshechar de mi mente las dudas y tribulaciones que me acometen, y las críticas directas o implícitas de mi alrededor. Cómo puedo llevar la cabeza alta si sé que no hay nada malo en mi forma de actuar, y que la maldad está en las mentes ajenas. Qué clase de cosas puedo yo hacer? Al menos que se confíe en mi criterio!
El mundo es una selva, llevar de la mano a los cachorros para que sepan qué están a punto de pisar, a parte de sonar pretencioso, no es malo. Los límites ulteriores están cristalinos, a falta de claros, pero el terreno pantanoso que me asedia en los flancos tiene peor pinta.
Durante mucho tiempo lo he atribuído a un desgaste total de mis valores morales, me creí lo que mis circunstancias me achacaron, sabiendo que no era cierto, pero lo típico... si tanta gente piensa lo mismo, quién soy yo para creer que tengo la razón? Pero he descubierto que no es una pérdida del horizonte moral, lo tengo clarísimo, lo que pasa es que está en otro sitio.
No sé, divago. Lo siento. Pero necesito que alguien me diga cómo hacer para solucionar mi problema, aunque suene difuso aquí, aunque suene casi teórico. En el fondo, lo es. Es difuso y teórico, y cada vez que intento usarlo de justificación, no me salen las palabras porque me suenan ridículas dentro de la cabeza.
No sé. Estoy hecha un lío. Help!!!

jueves, 10 de julio de 2008

Escuchando The Veils, fumándome un cigarrito, tirada en el sofá con el aire acondicionado funcionando a 30º que hay que cuidar el medio ambiente, tomándome una tónica y después de hablar con todos mis amiguitos desperdigados, disfruto del verano en Madrid.
Esta ciudad se vuelve magnánima con sus ciudadanos fieles, hasta me ha regalado a dos funcionarias del INEM super majas esta mañana, y a tres abuelillos encantadores que me ha indicado una tienda de fotocopias. Tan feliz que va una con su musiquita, su botella de agua helada en el bolso, con las chanclas, andando por calles perdidas. Tomando el sol sin proponérmelo, con las mil marcas de mis mil pantalones, mis mil camisetas y mis mil sandalias, pero tomando el sol. No quedará tan cool, pero al menos no he pasado el tiempo al sol como una lagartija. Las bibliotecas están fresquitas y vacías, y la gente habla alto en ellas, y se ríen de los libros que una se coge. Es normal. No todo el mundo se lleva dos tochos de historia de la literatura española como lectura suave para las vacaciones. Si me los leo de verdad y me los medio empollo os invito a todos a una caña! Qué super confianza en mí misma, eh!
Pues eso. Relax. Tranquilidad. ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruïdo y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido! Tan viejo y tan cierto.
Feliz verano a todos. De vacaciones o no, disfrutad del sol y las ciudades vacías.

miércoles, 9 de julio de 2008

¿Cuánto puede estar una persona sin respirar? ¿30 segundos, dos minutos, tres meses? Necesito respirar. Sé que en algún momento tendré que agachar la cabeza y decir "sí, guana", pero soy muy joven todavía para eso. Hasta ahora casi no lo he tenido que hacer, al menos nunca me han quitado el sueño mis principios pisoteados, pero... Bueno, pensándolo mejor, ¿qué principios? De un tiempo a esta parte no sabría decir en qué creo exactamente, tengo muy pocas cosas claras en la vida, suelo actuar por impulsos y me paro poco a pensar. No sé si es bueno, intento quedarme en la parte fría de las discusiones, igual es la antropología que me ha llevado al relativismo cultural más frígido. No sé. Y no voy a solucionar nada aquí. Sólo son pensamientos que me vienen a estas horas, hoy justo delante del ordenador. Peligrosamente público.

martes, 8 de julio de 2008

Por cuanto hice y por cuanto dije
que no traten de encontrar quién era yo.
Un obstáculo se alzaba y transformaba
mis acciones y mi modo de vivir.
Un obstáculo se alzaba y me detenía
muchas veces cuando iba a hablar.
Mis acciones más inobservadas
y mis escritos más ocultos
-sólo por allí me entenderán.
Mas acaso no vale la pena gastar
tanta atención y tanto esfuerzo para conocerme.
Más tarde -en la sociedad más perfecta-
algún otro, hecho como yo,
ciertamente surgirá y actuará libremente.


Kavafis

domingo, 6 de julio de 2008

Ser una buena hija tiene su precio. Primero tienes que ir en coche durante dos horas para llegar a la primera casa y regar los arbolitos con ilusión, meterte otra vez en el coche otras cuatro horas más y parar a descansar en una terracita con una coca-cola y unas patatas alioli mientras a tu alrededor se fuman paquetes enteros y se beben bidones enteros de cerveza. Llegar a casa, por fin, y no poder dormir porque sólo puedes pensar que si te fumas un cigarro ahora nadie se va a dar cuenta, pero en lugar de eso, te subes a la cámara y buscas un libro porque el tuyo se ha quedado en el coche. Te levantas y tu mamá te mima, te hace el desayuno que te hacía tu abuela los domingos de tu infancia. Te untas de crema y te pones a leer al sol. Comes chivo con tus primos, que todos fuman y beben sin pizca de consideración. Le explicas a tu primilla que los comentarios de texto de segundo de bachillerato son más fáciles de lo que parecen, sobre todo si estás en mis clases de poesía. Te pasas la siesta tomando el sol en las blancuzcas piernas, y se te queman los hombros. Te echas a llorar al sol porque a la protagonista de tu novela le acaban de pegar una paliza brutal delante de su hija. Se van tus papás al campo y te lías y te enciendes y te fumas calada a calada el único cigarrillo del fin de semana. Sigues leyendo porque esto cada vez se está poniendo más interesante. Meriendas sin mamá ni mimos una latilla de mejillones delante del Rock in Río in Madrid. Haces tiempo, se llena la casa de los primos finos de mi madre que no entienden que una persona decente que se gane la vida honradamente tenga dos meses de vacaciones y no invierta su dinero en bolsa, sino que se ponga a leer al sol hecha una pordiosera. Me voy a ver los gatillos del corral para no aguantar miradas recriminatorias que me soplan la polla pero que a mi madre la matan. Ceno. Llega más familia, pero familia guay. The police. Mimir. Ocho de la mañana, ponte la falda mona y la camiseta sin escote, hija por dios, que vamos a ver a tus tías. Convento. Curas. Monjas. Danzas keniatas! Misa interminable. Un cura muy gracioso. Aperitivo. Flores en el huerto de guerrillas. Comida. Buenísimo todo. Dios se salta el pecado de gula. Sobremesa. Sorpresita: la familia desconocida está abanderada y se saben todos el cara al sol y el himno de infantería fascista. Las hijas responden al padre cuando éste grita: España! una, grande, libre!!! Papelón. Yo me voy a jugar con el niño de cinco años medio africano que hay por ahí, porque está claro que los adultos son demasiado adultos para mi gusto. Clavelitos. Lo que faltaba! Volver al pueblo. Recoger los trastos. Cerrar la casa. Siesta en el coche. Cuatro horas de vuelta. Casa. MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMmmmmmmm. Cigarrito.

jueves, 3 de julio de 2008

Hay un relato sobre un viajero que fue a parar a un pequeño cementerio situado en una bella colina. Observando las inscripciones de las sepulturas se dio cuenta de que no había nadie que pasara de los diez años. Un poco alarmado, pensando que en aquel paraje debía de pesar alguna extraña maldición sobre los niños, preguntó a un guarda que había allí cómo era que todo el mundo moría tan joven. El guarda le desveló el misterio. No era que todo el mundo muriera joven, sino que cuando alguien moría, contaban únicamente los momentos de auténtica vida que había tenido aquella persona.

Hay que procurar, señores, que cada uno de los días de nuestra vida sea un día de auténtica Vida. Hacer lo que queremos, o por lo menos, hacer lo que debemos sin que eso nos amargue. Sonreír todos los días a un niño, y conseguir una sonrisa suya. Mantener una conversación fuera de todo lo que nos une con una persona. Alumbrar un nuevo sueño y realizar alguna travesura. Señores, no es mucho, a veces cuesta, pero es importantísimo conseguirlo, para que así, uno de esos días, nos salga sola la Vida.

miércoles, 2 de julio de 2008

La secretaria de James Bond

Me tengo por una persona observadora e intento adivinar las necesidades de las personas para satisfacerlas en la medida de lo posible. En sí es bastante fácil, basta con mirar. Sabes cuando alguien necesita fuego porque tiene el pitillo en la boca y se busca en los bolsillos, sabes cuando alguien necesita un clinex porque no hace más que mirar en el bolso y restregarse la nariz con la manga. Tengo un amigo que el primer día que pasó tiempo conmigo, y cuando digo tiempo quiero decir toooodo un fin de semana recluídos en una casa, me adoró porque le ponía las cosas en la mano antes de pedirlas, cuando apenas había pensado que las necesitaba. Hoy, ese amigo me ha dicho que mi trabajo ideal sería ser la secretaria de James Bond.
Me tengo por una persona observadora y curiosa, me gusta ir mirando por la calle y ver las infinitas paradojas que pone la vida a nuestro alcance todos los días, las maravillosas fotografías que se nos ofrecen a los ojos en cada momento, o los comportamientos tan interesantes que tiene el ser humano. Esta tarde iba yo en un autobús atestado de gente, si soy fina, apiñaos como sardinas, mejor, con una caja plegada para la mudanza de Inès, y me he puesto al principio del todo de tal forma que mi equipaje resultara lo menos molesto para todos los ocupantes del bus. Como íbamos tan apretados, a dos centímetros de mí iba una pareja de viejecitos que parecían dos adolescentes. Yo, con todas las prenociones que tres años de antropología no han logrado erradicar, me he fijado en las alianzas a ver si eran iguales, y sí. Me da igual que sean dos amantes escapados de sus respectivas casas, o dos amantes nacidos del Benidorm del Inserso, lo maravilloso fue encontrar ese amor, ESE amor, en dos personas a las que la sociedad se lo niega. Al rato, perdidas por la calle, hemos preguntado a una pareja de heavys que iban paseando al niño en la sillita.
Nuestra sociedad tiene sus cosas buenas, pero muchísimas horribles. Una de ellas es la manía que tiene por enclaustrar al amor. Es un momento, unos años, lo que tienes para poder enamorarte "bien", luego todo lo demás son "aberraciones de la naturaleza". Por eso es esperanzador encontrar el amor en los sitios más recónditos, donde tu sociedad te dice que ahí ya no puede haber.
Tengo la fortuna de haber visto durante mucho tiempo y en primera mano el amor adolescente en todo su esplendor. Luego yo se lo contaba a mis amigos, que ya no son adolescentes, y les brillaba en los ojos un puntito de morriña. Ese creer que todo dura eternamente, usar una idea maravillosa del amor, llevarte desengaños que hacen que te meses los cabellos y te arranques las vestiduras, jurar la eternidad sin pestañear siquiera. Esa forma de vivir con el corazón fuera del pecho y de ver los problemas grandes como montañas. Es una maravillosa explosión de candidez y confianza, de inocencia y fuerza. Cuando uno ya se ha dado cuenta de que nada es para siempre, de que el amor es relativo y fluctuante, de que la confianza cuesta cara, y que hay que andar siempre prevenido. Cuando se coge miedo a saltar al vacío en cualquier momento, con los ojos cerrados y la seguridad de que caerás sobre mullido, escuchar relatos del amor adolescente hace que a uno le brille en los ojos un puntito de envidia.

martes, 1 de julio de 2008

Hay hombres que luchan un día y son buenos; hay otros que luchan un año y son mejores; hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero están los que luchan toda la vida y esos son los imprescindibles.