jueves, 10 de julio de 2008

Escuchando The Veils, fumándome un cigarrito, tirada en el sofá con el aire acondicionado funcionando a 30º que hay que cuidar el medio ambiente, tomándome una tónica y después de hablar con todos mis amiguitos desperdigados, disfruto del verano en Madrid.
Esta ciudad se vuelve magnánima con sus ciudadanos fieles, hasta me ha regalado a dos funcionarias del INEM super majas esta mañana, y a tres abuelillos encantadores que me ha indicado una tienda de fotocopias. Tan feliz que va una con su musiquita, su botella de agua helada en el bolso, con las chanclas, andando por calles perdidas. Tomando el sol sin proponérmelo, con las mil marcas de mis mil pantalones, mis mil camisetas y mis mil sandalias, pero tomando el sol. No quedará tan cool, pero al menos no he pasado el tiempo al sol como una lagartija. Las bibliotecas están fresquitas y vacías, y la gente habla alto en ellas, y se ríen de los libros que una se coge. Es normal. No todo el mundo se lleva dos tochos de historia de la literatura española como lectura suave para las vacaciones. Si me los leo de verdad y me los medio empollo os invito a todos a una caña! Qué super confianza en mí misma, eh!
Pues eso. Relax. Tranquilidad. ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruïdo y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido! Tan viejo y tan cierto.
Feliz verano a todos. De vacaciones o no, disfrutad del sol y las ciudades vacías.

1 comentario:

Leopold Bloom dijo...

El calor que hace en Madrid en verano es de órdago...